17 enero 2011

Historias Circulares.

Mirtha quiere cambiar de empresa de celular.Vive en Pigüé, dónde no hay persona -o similar- que atienda a los miembros de la comunidad cara a cara. Mirtha tiene que llamar por teléfono para dar notificación de su solicitud de baja. Sin importar el momento en que se comunique,  maitines, láudes, vísperas, se le solicita que vuelva a intentarlo más tarde porque no hay nadie disponible para atender la llamada. Ha rezado en siete idiomas a los dioses de diez religiones diferentes y no ha obtenido respuesta, Ni  humana, ni divina. Ha intentado el contacto virtual pero Internet tampoco ha brindado respuestas. Es una oveja perdida que busca el camino, pero no hay pastor para el rebaño Movistar de Pigüé. La Comunidad tiene, en las remotas tierras pigüenses, gente que vende líneas (y gente que las aspira), pero no un pastor que guíe al rebaño. Oramos al dios de las comunicaciones móviles por ésta pobre ferigresa que sólo quiere cambiar de templo... digo, de empresa prestadora  (aunque cuando lo haya logrado, tampoco tendrá servicio de atención al cliente telefónico ni agente de soporte presencial) en las remotas tierras pigüenses.  Habeis de recordar, hermanos, que el celular per sé no tiene la culpa.

Víctima inocente de un previo intento de cambio de prestadora sin respuesta. 
La fotito es de http://phonefuneral.com/

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